Una manifestación termina de manera violenta. La tensión crece con la llegada de un nuevo dirigente del escuadrón antimotines y las consecuencias de la protesta.

Nobili intenta liderar al equipo, pero Mazinga se muestra renuente, y una agente resulta herida. La investigación continúa, y la lealtad se pone en duda.

Interrogan a la unidad. Marta teme por su hija. Nobili se gana el respeto del escuadrón cuando defiende a una familia durante un disturbio, mientras una crisis explota en casa.

Mientras Nobili se sincera con Marta, Mazinga confiesa estar harto de trabajar en el escuadrón. La relación a distancia de Salvatore desata sus inseguridades.

Aún sin saber cómo lidiar con las nuevas pruebas, Nobili hace justicia por mano propia, y Salvatore también lo hace. Pietro tiene una conversación seria con Mazinga.

En la cena de Nochebuena, Nobili hace una maniobra decisiva para integrarse al equipo. Todos quedan en riesgo de suspensión debido a una notificación de la fiscalía.